
Tu cerebro opositor es una máquina brillante, pero también vulnerable al exceso.
Imagina que es como una batería: mientras estudias, consumes energía cognitiva.
Si no permites pausas reales, porque te comparas, te culpas o te fuerzas, esa batería no se recarga: se agota.
A eso lo llamamos fatiga mental.
Y cuando ocurre, tu cerebro cambia de modo:
desactiva el foco (corteza prefrontal)
y activa la defensa (sistema límbico).
No deja de funcionar: te protege.
Por eso te dispersas, te irritas o te bloqueas.
Este primer día es para recordarte algo esencial:
no puedes concentrarte desde la tensión,
solo desde la seguridad.
(Te recomiendo ver el video si todavía no lo has hecho, ahí explico en visualmente cómo llevarla a la práctica)



